Hay veces que el mundo
se me hace lejanoy otras en que la lejanía
se me hace un mundo.
La confusión se apodera de mí
y sobrepasa mi mundo.
Pero me apropio de la confusión
y me sobrepongo al mundo.
Y nunca sucede que mi alma
se enamora de mi cuerpo mundano,
pero siempre ocurre que mi cuerpo
se enamora de este mundo sin alma. Hay veces que el mundo
me hace reflexionar
y otras en que la reflexión
me arranca del mundo.
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