martes, 30 de septiembre de 2008


Me colgué de tu mirada, me resbalé en tu nariz,
y salté de la catapulta de tu quijada,
después de echarme un chapuzón entre tus labios,
sin más locomoción que la imaginación.
Fui a parar a tu cuello y de tu cuello a tu blusa,
y me colé por el orificio de un botón,
después de echarle un buen vistazo al corazón,
en las alas de un avión que es pura ilusión.
Y ya dentro de tu blusa fui bordeando tu figura.
Midiendo beso a beso la extensión de tu estatura.
Y tropecé con un cinturón que se ajustaba a tu cintura,
que me devolvió a mi posición,
a siete metros de tu ubicación.

Y yo que no sé cómo te llamas ni tu edad,
dónde vives, cómo piensas, si compartes tu humedad.
Heme aquí como un pirata hurgando tu intimidad,
a siete metros de tu integridad.

Derrapé por tu ombligo, fui a parar hasta el fondo,
y salí con la ayuda de un frágil vello.
Mientras buscaba una manera
de burlar tu cinturón con pura imaginación.
Soñando me hice un microbio, y pasé sin agacharme
y me deslumbró tu ropa interior,
y cuando estaba a punto de encontrarte,
me interrumpió un mesero: ¿Le sirvo otro igual?
tráigame un whisky doble,
y siéntase el dueño de mi desgracia,
estaba a punto de hallarla cuando usted me interrumpió.
Y volteé para verla y ella ya no estaba ahí,
y me quedé como siempre,
a siete metros de la realidad.

Y yo que no sé cómo te llamas ni tu edad,
dónde vives, cómo piensas, si compartes tu humedad.
Heme aquí como un pirata hurgando tu intimidad,
a siete metros de tu integridad.

Vanu

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bs.as, Argentina
Acepta los riesgos, toda la vida no es sino una oportunidad. El hombre que llega más lejos es, generalmente, el que quiere y se atreve a serlo.

Vanu

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